Las baterías de los móviles se componen de elementos tan tóxicos como cadmio, litio y metal hidruro. Una sola batería podría contaminar hasta 600.000 litros de agua. Además, suelen incluir otros metales tóxicos (arsénico, antimonio, berilio, cadmio, plomo, níquel y zinc) que en pequeñas cantidades tienen una alta incidencia en enfermedades neurológicas o cáncer. Si todos y cada uno de los 3.000 millones de usuarios de móvil que se estima que hay en el mundo reciclasen, se ahorrarían 240.000 toneladas de materias primas. En España, se estima que hay entre 25 y 30 millones de teléfonos móviles guardados o averiados, ya que apenas 1 de cada 5 móviles se recicla.