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Aquel año se alcanzó la temperatura más alta que hasta la fecha se ha medido en la Tierra. Fueron 56,7 grados y se registraron en el desierto californiano, en el Valle de la Muerte. Durante casi cien años la comunidad científica sostenía que la temperatura máxima jamás medida se había alcanzado en septiembre de 1922 en la ciudad desértica de El Azizia, en Libia, donde el termómetro alcanzó los 58 grados. Ahora una nueva medición de la Organización Meteorológica Mundial corrige los resultados y otorga el récord al sur de California.